Dalia Villatoro/El Papelote
Pese a que no había ingerido bebidas embriagantes y no le realizaron la prueba del alcoholímetro, agentes de la Policía Especializada, destacamentados en el municipio de Villaflores, detuvieron y atentaron contra la vida de un joven profesionista que se desmayó cuando uno de ellos lo estrangulo para tirarlo al piso y arrastrarlo al menos cien metros.
Jaime Arturo Coutiño Zavaleta, de profesión ingeniero agrónomo, denunció que la noche del pasado sábado 4 de octubre fue arrestado arbitrariamente por dos elementos de la Policía Especializada, frente a la colonia Magisterial en la Calzada del Panteón, minutos después de descender de su vehículo y comenzar a caminar hacía la casa de un amigo.
Explicó que eran alrededor de las 23:45 horas, cuando los sujetos que considera pudieron provocarle la muerte, no únicamente al asfixiarlo, sino al patearlo en repetidas ocasiones en la cabeza y cara, lo interceptaron y lo acusaron de estar borracho.
“Yo iba caminando cuando de repente me percate que dos hombres venían corriendo hacia mí por lo que me detuve alarmado creyendo que podía tratarse de unos asaltantes. Al momento de que me dieron alcance me dijeron que tenía que acompañarlos para llevarme a la Fiscalía del Ministerio Público, pero al cuestionarles del porqué sino me encontraba haciendo nada malo se suscitó la agresión”, sostuvo.
Dijo que mientras uno de ellos le cruzo un brazo en el cuello para tirarlo y comenzó a ahorcarlo, el otro sujeto le tomó las manos para que no pudiera defenderse y entre los dos lo arrastraron hasta la Fiscalía del Ministerio Público, ubicada a más cien metros de distancia.
“Perdí el conocimiento y reaccione cuando entre los dos me pateaban la cabeza al interior de su oficina. Me percate que estaba la médico legista en turno, Aracely Sarmiento, a quien le pedí me realizará la prueba del alcoholímetro para comprobar que no había ingerido bebidas embriagantes y me valorara porque me habían golpeado, pero hizo caso omiso”.
Coutiño Zavaleta relató que fue encerrado en una celda por 17 horas, 12 de estas sin permitirle comunicarse con sus familiares que se enteraron que ahí se encontraba por pura suerte, tuvo que pagar una fianza de doce mil pesos para salir libre y hasta ayer miércoles no le había entregado su unidad, la cual fue enviada a un corralón.
“Temo por mi integridad física tras esta denuncia pública, por lo que responsabilizó a estos sujetos de lo que me pueda ocurrir. Pido al Gobierno del Estado que tome cartas en el asunto”, agregó.
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